El cruce entre la voz del narrador y la de los actores es interesante:
el narrador permite escuchar el cuento tal cual fue escrito, y los actores, con sus intervenciones, provocan la sensación de que el texto salta del papel para moverse, abrirse y vivir, por un rato, entre nosotros.
En cuanto a mi experiencia de "actuar" -entre comillas para no ofender a los verdaderos actores- fue todo un descubrimiento sentir que por unos cuantos minutos yo ya no era yo sino otra cosa.
Jimena Elizondo
Bajo el oficio del texto velamos nuestro ahogo: ir en los sentidos ajenos. Somos conscientes del
Rubén Gonzalez
En primer lugar, y aunque parezca una obviedad, esta es una experiencia que solo puede darse en grupo, pero no en un grupo definido como determinado número de personas agrupadas o identificadas bajo un mismo nombre, o en relación a una misma tarea, sino en distintas personas
Teatralizar nuestra escritura es la experiencia de enajenarse en la propia letra, de redoblar lo propio ajeno del yo, de desaparecer en las propias marcas de lo escrito, y de estar representado, al mismo tiempo, en esa desaparición.
No es escribir, no es escuchar el propio cuento con otra voz, no es leer, es veroirleer lo que de uno es extraño y ajeno, eso íntimo ajeno que retorna desde alguien que presta su cuerpo a una escritura que nos reconoce.
Carlos Carioli
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